Me he hecho amiga de Marionnaud Parfumerie




Y no ha sido en myspace. Me he sacado la tarjeta de fidelidad de cliente y soy feliz. Acabo de llegar de allí con una bolsita repleta de muestras gratuitas de perfumes y os de tualets, cremas antiedad y cuatro o cinco papelitos con el logo de la cadena de perfumerías oliendo a quién sabe qué marca. Que si la floral, que si la alimonada, que si esta es mejor porque estamos en invierno y ya sabes que se van los olores con el frío (?), que si la nueva de Carolina Herrera (puro chicle), y qué tal de Chanel, ¿llevabas la de Miyake? sí, muy floral, y Pleasures... hummm, se queda en el armario, deliciosa, pero como la tiene mi hermana no es plan.
Al final salí con 50ml de Coco Mademoiselle en la segunda visita del día a la tienda. Siguiendo más bien un capricho originado por un tremendo impulso de darle un gusto a una nariz que todavía no conozco y que sin embargo me llevó a visitar Marionnaud buscando su colonia, una colonia de un hombre desconocido.


Es curioso cómo pueden influir ciertas nimiedades en las emociones. Qué tanto importará un olor de marca en la balanza de los sentimientos, se preguntarán muchos, pero he ahí que otros como yo ni nos planteamos la pregunta. Una vez conocí un chico encantador al que le importaba un carajo el reloj y la colonia, Cassio y Nenuco. Un tipo práctico, limpito, adorable, encantador, enamorable, y sin embargo no. No me valieron ni sus besos (demasiado apasionados cuando no tenían que serlo, pero podría pasar por alto el detalle), ni su encanto, ni ná, en el fondo yo no olvidaba el cassio y que no me dejara un olor delicioso en la cama. Qué frívola resulto, pero es que ahora que acabo de llegar a casa he descubierto que un simple papelito con olor a Allure Sport ha dejado mi coche oliendo a hombre, y que sería delicioso colgarse del cuello de ese hombre para no dejar de oler la bendita colonia que me llevaría a inundarlo de besos. El simple papelito y el rato que llevo conviviendo con el olor ha completado una imagen que necesitaba tener más cerca, y me ha encantado. Ahora lucen más su música, sus palabras, sus juegos y todo lo que queda por descubrir. Ahora mi memoria olfativa puede apuntar otra marca a la no-nostalgia, a los placeres aplazados, como conducir un volante con olor a Hugo Boss, o dar una abrazo de oso con beso con olor a Aqua de Giò, o a Cacharel, ¿eternity? ¿Miró? ¿CKOne? calla, calla... Dijo Coco ""Perfúmese en todos los lugares donde exista la posibilidad de recibir un beso".



A ver si te gusta mi cuello.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Hay que ver a cuanto capullo le toca la loteria hoy en dia.....vaya texto mas embriagador.Bueno y eso que no te dio por elegirle desodorante al gallo,que sino.....
cantaruxa ha dicho que…
hablamos de ti, de lo bien que escribe esa "pendeja", como ella misma dice...hablamos de ti, que te leemos, desde la selva ya colonizada y desde este noroeste que un día creyeron fin del mundo... hablamos de ti, sí, con nuestro primo más torero acabo de tener la conversación: bendito teléfono (sin dobleces...ejem!)...qué bien que pronto nos vamos a ver...sigue la fuerte hermandad de la que ya me escribió el anfitrión de este Fin de 2007 en una postal venida, precisamente, de ese otro lado del atlántico, que tanto nos tira...
Fernando García-Lima ha dicho que…
Estoy contigo: el perfume que dejan en la cama es fundamental... No vale una Ragazza cualquiera; qué vergüenza, mi cama oliendo a Ragazza.

A mí me encantan las muestras de perfumes. Y, la mayor parte de las veces, me gusta más el envase que el propio perfume. Yo me quedo con Alegría de Adolfo Domínguez (guau, parece un anuncio). Soy bastante fiel al gallego en tema perfumístico. Pero qué frívolos que somos, sí.

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