Nimiedades
Por cosas como estas se pilla una un catarro. Por salir al patio en camiseta, a un gradito nada más, para no perderse el atardecer del supuesto día de temporal. Por bajarse del coche casi que en plena marcha, también sin abrigo, a mirar esas grúas hermosas y ese azul... ninguno como el de Bogotá, es cierto.
(Esos palitos del fondo, son grúas. Sí, la Nikon traicionera)
Por cosas como estas se queda una hasta las tres y media de la mañana sin cerrar los ojos:
"Uno se construye grandes historias, ésa es la verdad, y puede seguir creyéndoselas durante años, no importa lo absurdas que sean, ni lo inverosímiles, te las llevas contigo y basta. Se es hasta feliz con cosas así. Feliz. Y podría no acabar nunca. Luego, un día, sucede que se rompe algo en el corazón del gran artefacto fantástico, zas, sin razón alguna, se rompe de repente y tú te quedas ahí, sin comprender cómo es que toda aquella fabulosa historia ya no la llevas encima, sino 'delante', como si fuera la locura de otro y ese otro fueras tú. Zas. A veces basta con nada".
("Océano Mar", de Alessandro Barico)
Por cosas como esta una sonríe feliz e incluso se siente realizada:
(Y lo rico que quedó oliendo mi casa...)
Que sencillita es la vida, no?
Comentarios
(imposible resulta perderse con tanta luz)
¿Tú has hecho esos panes? Japuta.
De paso invito a todos: cuando quieran, hay pan. Como en las típicas tiendas de ultramarinos: HAY PAN.
y apareces por allá y me atrevo a asomar mi cabecita al fin y saludarte y decirte que te leo hace tiempo y que me gusta un montón tu forma de contar