"Mamá, Braulio es nuestro pirata"
Como si se tratara del aviso de una desastre natural, mi canino estaba extraño. Después de todo un día en Gilgarcía (donde tengo la obra), paseando libremente, ladrándole a las vacas y ligando con la tekel pelirroja del señor de la parcela de al lado, volvíamos a casa los dos, pero él, en lugar de echarse a dormir por cansancio en su camita, se quedaba a mi lado. O en la escalera, o en medio del pasillo. Y aullaba. Y me despertaba de golpe y con la piel de gallina, muerta de miedo. Un aullido en plena noche de un Braulio que en la vida ha hecho eso. Será que la tekel está en celo, será que alguna perra vecina está en celo. "Son achaques", me dijo ayer la mamá de una amiguita de Nicolás que es veterinaria (la mamá). Los westies y sus rarezas, ya se sabe. Pero el mío, mi westy, estaba buscando demasiado amor, y a mí esas cosas me extrañan. Y me asustan, porque empiezo a pensar en que tal vez le pase algo, que esa sensación de falta de afecto viene por algo, que tal vez es que está enfermándose, que se va a morir. Me and my movies.
Entonces lo estaba observando más, con otros ojos, más llenos de ternura por mi viejito de cuerpo admirado por la peluquera canina. Estaba disfrutando, a mi manera, tampoco flipemos, con hacerle cariñitos por más tiempo, con hablarle otra vez con ese tono de voz estúpido que reservaba sólo para la intimidad de "su familia", es decir, mi ex y yo. Y con verle la cara de felicidad (sí, los perros tienen gestos) que ponía cuando llegábamos al pueblo y yo reducía marchas, y le bajaba la ventanilla y él sacaba casi todo su cuerpo para sentir el aire en su hocico. Disfrutaba enternecida y con miedo, hacía las fotos, pensaba en el post, lo posponía. Y sin embargo hoy.
Hoy hice una salida bastante desafortunada que duró poco menos de una hora. Pero volví a casa con mis niños dispuesta a estrenar por la tarde la cometa que me traje de Bretaña hace seis años, solita, a mi bolita, con mis niños y mi perro . Pero el aire que movía las cometas de esta mañana había abierto la puertecita mal cerrada de mi patio y el Braulio se había escapado.
"Mamá, Braulio es nuestro pirata", me dijo Nicolás cuando se despertó de la siesta tres horas después de que apareciera Braulio en la puerta del garaje. Me preguntó por el perro, que ya había salido del quirófano, sin ojo. Y siguió explicándome un rato después que " es que los humanos tenemos los ojos con dos tubos que se meten a la cabeza, y claro, los perros no tienen los dos tubos, sino uno solo que hace trtrtrtrtrtrt, y sabes qué, que si te atropella un coche, quiero decir, un todoterreno, como a Braulio, pues se te cae el ojo y se te ven los tubos".
Yo pienso, a estas alturas del día, sin un mililitro de cafeina en vena y agotada entre otras cosas por haber llorado dos horas casi seguidas, que el gran error fue que no pude evitar que los niños vieran lo que yo apenas fui capaz de mirar y todavía me duele. Alicia analizó cada tono de color que resaltaba en el pelo blanquísimo que rodeaba el ojo izquierdo de su perro. Y se comío toda su comidita y el postre con juicio. Nicolás se fue verde a dormir y ahora, mientras cenaba, me reconoció que le dolía la tripa por haber visto a Braulio así. Sin eufemismo, sin "es que está malito", no. No, no vale de nada. Admitió que esta noche iba soñar que se le caía un ojo porque le encanta el cuerpo humano (¡¡¡¡!!!!)
Braulio ya está en casa de su amo, mañana, cuando los niños se vayan, vuelve a la mía. Estamos descartando la hipótesis del atropello porque sólo tiene una gran mancha en el lomo, ni un golpe, ni un raspón, ni cojea, ni ná. No sabemos si lo atacó otro perro, él con su complejo de rotwailer podría haber provocado a quien fuera, pero no tiene desgarros significativos. Sólo sabemos que por llegar a casa con su ojito colgando, por quedarse tuerto, el pobre canino mío, eso sí, con el párpado cosido, muy coquetón en el fondo, hemos descubierto que tiene un grave problema cardíaco y un edema pulmonar que nada tienen que ver con el supuesto accidente. Pastillita debajo de la lengua hasta que la muerte nos separe. Me lo estaba advirtiendo, mis películas no eran tan de ficción como yo pensaba.
(Llegando al pueblo, cara al viento, desde fuera)
Comentarios
Es monísisisisimo.
Besos
Enhorabuenas por contar tannn bien, leyéndolo me han recorrido escalofríos...
El Braulio ya está en casa, luchando con la tulipa que le puso la veterinaria para que no se haga daño en el ¿ojo? Y superado el miedo a verlo después del episodio gore de ayer. Parece como si le hubieran dado un puñetazo. Sin más.
Y sí, Beauseant, ya quisiera yo tener esa lucidez que tienen mis niños y con la que me sorprenden casi a diario.
"Navega, Braulio mío
sin temor,
que ni enemigo navío
ni X5, ni Renault Clio
ni felino maullador
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor"
Parece ser que a su editor le chirrió la métrica y le pidió retocarlo. Editores, bahh...
Ánimo Pi, y mira al cielo, las nubes siguen moviéndose...
qué velocidad llevan hoy las nubes, por cierto.
Tia,Braulio es un perro imaginario.Lo de la foto es un peluche.¡Que te han engañao!.
Ahora a darle mimos, entre los tres seguro que conseguís que sea otra vez el de siempre!
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