El hiper de la fruta

Como tomates de manera compulsiva. Tengo-hambre-luego-como-tomates, cherry o en rama. "Se hacen cinco comidas al día", tomate en lugar de pan bimbo con mantequilla y mermelada. Quemador de carbohidratos o algo así. Lo he visto anunciado, creo que es de Santiveri y Bicentury. Algo harán. Todo sea por no dejar el bimbo.
Como tomates de manera compulsiva porque me niego a reducir mi dosis mínima de pan de molde y últimamente tengo ansiedad.
Soy linda, estoy guapa, pero no quiero salirme de mi talla por pensar en lo que hay que pensar y en que todo va lento. Mientras escribo esto pienso en Antonio Vega que ayer sonó en Radio 3, y concluyo que no hay mejor que revolver el tiempo con el café que acabo de sacar del microondas.
Soy feliz así. Con los tomates. A veces con sal de ajo, aceite y vinagre de módena. A veces con el bimbo sin cargo de conciencia. La vida, lo sé, es más importante que el par de kilos de la báscula. Siempre me quedará meter barriga. Siempre me queda mirarme en el espejo y verme así de linda. Tía buena. Cuando estas ansiedades me atacan recuerdo cuando era pequeña y le decía a en mi mí mamá:

- Mamáaaa, tengo hambre
- Pues te comes el dedo grande, o esta frutica.

No.
Yo quería galletas saltines de Noel con bocadillo de guayaba. Infancia en el tercer mundo emergente. Esto no va de anorexias ni de traumas por el cuerpo.
Como tomates de manera compulsiva, que no lo es tanto, porque en la cabeza tengo un piso con dos balcones y no, unas deudas pagadas y no, una vida en otra ciudad y no, un banquito al sol con un hombre esperándome y no. Y no. Todavía no, que es distinto. Así de sencillo.

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