Batichica
Ayer tuve celos. Mel me contó que una de sus amiga estuvo enamorada de Batman, y esas cosas duelen: Batman era sólo mío.
Esta mañana Nicolás, haciendo uso de su herencia de culebrero paisa, se me plantó con una revista de juguetes y me explicó qué "Dintento" DS era la que quería, que la WII era muy cara y qué juego era el que a mí, a su madre-chica-de-sólo-34 le seduciría para comprarla: "y mira mamá. éste te va a encantar porque es muy guapo, mamá". Y sí. Era Batman versión Lego.
Mi promiscuidad en la infancia era cosa habitual, saltaba de Sandokán al Zorro pasando por Batman y por algún amigo imaginario hecho a mi medida. Todos guays, todos guapos, todos con casas chulas donde esconderse. Nada de hombres salvadores que vinieran a liberarme de los malvados. A mí me ponía el Zorro, tan sexy con ese pantalón rollo apretadillo y esa voz que le ponía cuando leía el cómic, hummm. Y El Hombre Oscuro, tan.... tan triste, tan a su bola, con ese pedazo de batimóvil y su soledad, cómo molaba. Que se quitaran los supermanes de la vida, que sonreían y llevaban colores chillones. A mí lo que me atraía de mis superhéroes era el punto freak, si es que se puede ser más freaky que un superhéroe con los calzoncillos por fuera. Me gustaba ese punto rarito, de hombre dolido por el pasado, de tipo que sufre por allá adentro, de "no quiero que me hagan fotos", de incomprendido, y bizcochón, of course, de voz atractiva y sensual.
Una que no crece.
(Hummmmmm)
Comentarios
Tendrian que hacer la versión para adultos, en la que una le pudiera decir al Batman (cuya apariencia sería más sexy que la de Lego, por supuesto) qué quiere que vaya haciendo ;)