... Y ahora, de Papelería
Me gustan los puntos escritos en desorden sobre papel suave. Puntitos marrones que si los unes, jugando, van formando dibujos caprichosos, una letra aquí, un espiral allá, tal vez una nota, o dos, o una imagen. Me gustan. Me gusta unirlos con el dedo, para cosas así se agradece tener una mano pequeña como la mía, que se desliza, dedo índice jugando a lector de primera línea, nada acusador, relajado, divertido, revoloteando mientras la línea, o la curva, se dibuja o serpentea y llega al punto marrón elegido.
Me gusta el olor del papel aparte de su textura. Lo acerco a mi nariz y cierro los ojos y busco el rastro del perfume que no es tal y que, supongo, desaparece en algún pliegue casi imperceptible de las esquinas. Aunque este papel no tiene esquinas: se acaba y empieza en sí mismo, pero puedo tocarlo y olerlo. Dibujarlo y jugar a borrarlo, a descifrar lo que alguna vez estuvo escrito, a leerlo, interpretarlo, descubrirlo, escribirlo y porqué no reescribirlo mientras escucho el rumor, el susurro de mis dedos que unen los puntitos, o que juegan a pluma que escribe y suena, porque también me gusta escuchar el sonido del papel cuando se deja tocar. Un sonido, dos, tres que escucho atenta y que recorren la mesa donde yo me entretengo jugando a formar constelaciones, y entonces me pasa, y cómo me gusta cuando ocurre, que el papel parece formar canciones, y susurra, y sigo con los ojos cerrados y me hace soñar, que a veces no es más que poder dormir en silencio.
Me gusta el olor del papel aparte de su textura. Lo acerco a mi nariz y cierro los ojos y busco el rastro del perfume que no es tal y que, supongo, desaparece en algún pliegue casi imperceptible de las esquinas. Aunque este papel no tiene esquinas: se acaba y empieza en sí mismo, pero puedo tocarlo y olerlo. Dibujarlo y jugar a borrarlo, a descifrar lo que alguna vez estuvo escrito, a leerlo, interpretarlo, descubrirlo, escribirlo y porqué no reescribirlo mientras escucho el rumor, el susurro de mis dedos que unen los puntitos, o que juegan a pluma que escribe y suena, porque también me gusta escuchar el sonido del papel cuando se deja tocar. Un sonido, dos, tres que escucho atenta y que recorren la mesa donde yo me entretengo jugando a formar constelaciones, y entonces me pasa, y cómo me gusta cuando ocurre, que el papel parece formar canciones, y susurra, y sigo con los ojos cerrados y me hace soñar, que a veces no es más que poder dormir en silencio.
(Ay, la Papelería)
Comentarios
¿Dónde has hecho esa foto?
¿La foto? en esa papelería.
sensacional lo que se puede conseguir con un papel.
desde la distancia
salud-saludos