Vacaciones
Vacaciones es salir del patio al coche en el que apenas quepo y marearme y vomitar como no lo hacía desde que era pequeño. Joven, quiero decir.
Vacaciones es sentir que se reducen las marchas y que de repente se abre la puerta y los seis churumbeles asoman y me llaman y distraen su atención, por fin, hacia sus primos. Vacaciones es arrastrarme panza abajo en la hierba fresca de Tierras Altas, y rebozarme en la tierra negra gallega y dejar torcida una de las plantas de la Tía Cris. Y meter el hozico en los agujeros de los topos (¿cómo serán los topos?¿verán como yo? ¿menos?¿más?), y que de mi blanco impecable sólo me quede el lomo. "Braulio con botas", dijo Nicolás.
Vacaciones es sentir que se reducen las marchas y que de repente se abre la puerta y los seis churumbeles asoman y me llaman y distraen su atención, por fin, hacia sus primos. Vacaciones es arrastrarme panza abajo en la hierba fresca de Tierras Altas, y rebozarme en la tierra negra gallega y dejar torcida una de las plantas de la Tía Cris. Y meter el hozico en los agujeros de los topos (¿cómo serán los topos?¿verán como yo? ¿menos?¿más?), y que de mi blanco impecable sólo me quede el lomo. "Braulio con botas", dijo Nicolás.
Vacaciones es ver menos de lo que puedo porque de mis "cejas" penden bolitas de tierra y no puedo apartarlas. Y escuchar a los mastines de las casas vecinas, y retarlos a ritmo de ladrido, y no conseguir comerme la pastilla de valeriana que mi ama quiso enchufarme para que dejara de hacerlo, y esquivarla del agua donde cayó y no terminó de fundirse. La pastilla. Y mantenerme despierto, acechante.
Vacaciones es quitarle el hueso al escuincle del cachorro rastreador que huele menos que lo que veo yo. Y enseñarle a gruñir mientras me río por el colmillo izquierdo y le escucho aullar, que no ladrar. No sabe. Pobre pendejo.
Vacaciones es el sabor de ese hueso que me recuerda mi infancia en Lavapiés. Y jugar con el hueso de hilos, digámosle el moño que yo en mis tiempos deshilaché. Vacaciones es desconcectar del patio, de los años, de los achaques, y rejuvencer, con el nuevo amigo. Qué guay.
(Aquí, de paseo, es que hoy se me ha caído la tierra del pelo y entonces...)
(aprende,tío, cómo se deshilacha un moño, ¡pero cui-da-di-to!)
Comentarios
Buenas vacas, pi.
Ruido, va a ser que Braulio en Madrid como que no, que ya creció y marcó todos los setos de la Plaza de Oriene. De hecho, de allí son sus amores, Tina (una westy como él) y Holy (una tekel guapísima por la que todavía tuerce la cabeza cuando escucha decir "jolin"). En fin. El drako de tu post es uno de tus caninos? era precioso.
jiji y a la vez esas patitas y esa redondez pequeña
(penita tomate que iba para tomatón... a mí una menta enterita se me ha ido por el calor, pero ya llegarán tiempos buenos pa las aprendices de campesina)
Fantástico, esa comprensión de lectura. ¿NO VES QUE VENGO DE GALICIA!!!!!???? VENGO, VENGO. Ay, qué cruz.
De vez en cuando hay que tener perspectiva de perro. Ellos suelen ser felices :)
Un besito.
jajajaj, Toshi, cómo te tiene el veranito....
Fantástico: pesado tú.
Un abrazo fuerte!