Sus Barbies

Los tiempos cambian. Mis compis de piso están estrenando juguetes venidos ayer de casa de los abuelos paternos: una Nenuco chinita que hace pompitas de baba y pis, y un pedazo de Optimus Prime que se transforma, cómo no, de camión a una especie de pistola que no es ese guapísimo robot de voz superatractiva del que estuve enamorada años ha.
El plan de la tarde era enseñarle a Alicia cómo se le daba el bibe a un bebé, con ternura, diciéndole cositas y esas cosas, buscando un babero para colocárselo al bebé, esas cosas, mientras Nico nos miraba y seguía en sus cosas. Óptimus estaba aparcado en el cuarto. Como yo hacía tiempo que no jugaba, le propuse a Alicia que nos fuéramos a su cuarto a buscar ropita para la pobre bebé que estaría muerta del frío, y una mantita, y a organizarle la cuna y tal, hasta que me "crucé" con una ropita de barbie que andaba "por ahí". Y cambié de idea después de colocarle la pierna a Marina, mi otra nieta, que estaba desde hacía tiempo destinada a juguete de baño y a mí me rompía el corazón con esa cara de eterno puchero de amor: terminé vistiendo a Estefanía, la hija del desliz de Estefanía y Juan Sebastián , que ya está mayorcita y muy guapa, no tan tapón como Paula Galindo y Daniela, y qué quieres que te diga, más fina. Total

que de repente escucho una pregunta sospechosa:

- Mamá

- Qué

- ¿A tí te gusta ser mayor?

- ....


Terminé de vestir a Estefanía y´de repente ésta le dijo a Daniela


- Qué coche más bonito tienes!

- ¿Quieres conducirlo?


Y entonces Nicolás preguntó si podía jugar con nosotras, y claro, la mamá responde que sí, pero ya Daniela y Estefanía estaban siendo invitadas a ver una carrera de Fórmula 1, en cuyo aparacamiento, por supuesto, las chicas no aparcaron correctamente y les llamaron la atención.

Carlos era el piloto ganador. Conducía un coche amarillo rollo tuning que al arrancar disparaba una canción así muy bacala, pero las chicas pasaban de eso y se limitaban a gritar

- car-los! car-los!

Daniela, por supuesto se lo pidió de novio cuando se lo presentaron, pero mientras veían la carrera ella, tan encantadora, le ofreció a Estefanía un helado.


-No quieres un helado? es que hace un calor... un calor... un calor que te cagas (estupor de la madre moderadora del juego)

- Vale - respondió Estefanía.


Cuando se subieron al podio, Estefanía quiso conocer al que había quedado segundo, El Entrenador Negro, otro macarra que sólo sabía hablar de coches y que le cedió su coche muy amablemente para que recorriera la pista y disfrutara del tremedo loop que había montado el organizador en el balancín de los bebés de su hermana. La pobre Estefanía, mareada, se bajó del coche imaginario después de la vuelta y ... potó.

Pasado el ataque de risa del resto de organizadores del evento, pusimos la bañera, cenamos y a dormir.


(UUHHH!!!)

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
...ser mayor así como tú eres...sí, y de mamá tan estupenda...bks
Pecosa ha dicho que…
¡Qué diver...! ¡Yo también quiero jugar! (Qué bien os lo pasáis...)

Eres una caña.
Fernando García-Lima ha dicho que…
Tiene bemoles la preguntita...

No, no estoy preparado.

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